¿Quieres dar un toque de color a tus estancias con un solo elemento? Apuesta por los tejidos del lejano Oriente y utiliza una alfombra kilim, un “must” en las tendencias del diseño actual.
Pero, ¿de dónde provienen y cómo podemos utilizarlas para sacarles el máximo partido?
El nombre Kilim (que proviene de la voz turca Kilim o persa Gilim) sirve para definir tanto un tipo de tejido persa como la técnica que se emplea para crearlos. Este tipo de textiles eran creados por los persas nómadas para hacer alfombras, cortinas de las tiendas o bolsas de todo tipo.
Aunque son los más famosos, no sólo existen kilimpersas, también pueden proceder de otras regiones como Turquía, Moldavia o Afganistán.
Los kilim turcos reciben el nombre de Van, Balcan, Malatya o Kars, y existe una gran variedad de ellos en el mercado. Los de origen moldavo destacan por sus adornos o motivos en forma de rosas rojas o rosas, hojas verdes y fondos de color más oscuro.
Tejidos y estampados de los kilim
Este tipo de tejido generalmente es fabricado de manera artesanal, utilizando hilos de gran calidad y resistencia al paso del tiempo, como la lana tintada o hilo de seda, si el kilim es más fino. Es por ello que actualmente se pueden adquirir tanto modelos nuevos como semi-nuevos, que mantienen el aspecto del primer día.
Todos los tejidos de estas alfombras son muy flexibles y ligeros, permitiendo que sean muy fáciles de manejar, transportar o colgar. Además, se caracterizan por poseer una gran variedad de colores y de modelos. Los colores de los kilim provienen de plantas o minerales, por eso tienen tonos tan brillantes y naturales.
En cuanto a los detalles, los kilim poseen un estampado con formas cuadradas, rectangulares o con formas florales. Algunos kilim incluso tiene detalles realizados con nudos, lo que crea hermosos relieves en el tejido.
Versatilidad de uso
Gracias a sus diseños coloridos y alegres, estas creaciones textiles permiten para dar un toque de color y elegancia a cualquier estancia, sobre todo en hogares con diseño minimalista, o en aquellos con líneas rectas y tonos neutros. Son una muy buena forma de iluminar y dar viveza a una estancia muy apagada o gris.
No obstante, las alfombras kilim se pueden utilizar en multitud de hogares. No sólo sirven para salones o comedores, también se pueden utilizar en otros espacios menos comunes como baños o cocinas, utilizarse como cuadros o incluso como colchas, para dar un toque oriental al dormitorio.
Además, la gran ventaja que ofrecen este tipo de tejidos orientales es que son reversibles, lo que permite que se puedan dar la vuelta en el caso de que se ensucien o manchen.
Aquí tienes algunos ejemplos de cómo puedes decorar tu hogar con un colorido kilim ¿cuál utilizarás en tu casa?