Ibiza es uno de los paraísos naturales por excelencia de España. Además de por la fiesta y diversión, la isla pitiusa se caracteriza sus hermosas calas escarpadas de gran vegetación salpicadas por bellas casas blancas. No obstante, Ibiza es conocida también como la “Isla blanca”. Y es que el estilo ibicenco es uno de los clásicos de la decoración e interiorismo por excelencia, sobre todo en la zona mediterránea. Pero, ¿qué es lo que caracteriza el estilo de sus construcciones? Es el momento de conocer sus claves.
Sin duda, la gran característica del estilo ibicenco es el uso del blanco nuclear. El blanco es un color capaz de aportar paz, tranquilidad, armonía y sencillez. Es el color básico tanto en las paredes como en gran parte del mobiliario y decoración de todos sus espacios, tanto en salones, terrazas, como en cocinas y baños. Un tono que imprime un carácter sosegado y armónico a toda la decoración.
El uso del blanco se encuentra en los edificios típicos que se realizaban ya en la época neolítica en la zona de Oriente Próximo. Es por eso que la decoración ibicenca comparta puntos en común con el estilo de países como Túnez y de otros puntos del mediterráneo como los pueblos y ciudades costeras de Grecia (quién puede olvidar las bellas casas blancas de Santorini).
Además, el blanco de sus fachadas proviene también de las «payesas» o casas tradicionales ibicencas. La superficie de estas viviendas era blanca debido a que se encalaban sus paredes como método de desinfección y aislamiento de las mismas frente a las inclemencias del tiempo.
Junto al blanco, destacan las vigas y los elementos y muebles de madera que aportan calidez y sencillez a los interiores y exteriores, sobre todo a los espacios comunes como salones y comedores.
En los interiores, destacan las formas geométricas casi puras y un marcado carácter funcional, aunque muy acogedor. El uso del blanco permite que los espacios interiores sean muy pulcros y luminosos y jueguen con el tamaño de sus proporciones (el blanco crea la sensación de mayor amplitud). Sobre todo, predomina lo minimal, creando espacios amplios y con formas suaves y sin excesivos adornos.
Se puede aplicar alguna nota de color para poder dar vitalidad a los interiores, pero siempre en sintonía con la naturaleza, sin llegar a emplear estridencias.
En cuanto al uso de productos textiles, destacan las telas naturales, como el lino o algodón, caracterizados por su frescura y que eviten el calor.
Y ahora os toca a vosotros aplicar el estilo ibicenco en vuestros hogares, no os perdáis nuestra selección de rincones inspiracionales.